Entre el bullicio de los canales y el parloteo de las calles de la ciudad, Ámsterdam esconde rincones de profunda calma. Son los hofjes: patios secretos y casas de beneficencia históricas, a menudo escondidos tras portales discretos, que ofrecen jardines tranquilos y vislumbres del pasado compasivo de la ciudad. Son santuarios privados, pero abiertos brevemente a quienes saben mirar. Visitarlos es algo más que hacer turismo: es una pausa en el tiempo, una oportunidad para salirse de los caminos trillados y adentrarse en la quietud.
El Código Hofje: ¿Qué son?
Los hofjes no son museos, sino hogares. Suelen ser pequeñas comunidades en torno a un jardín, que históricamente ofrecían alojamiento seguro y asequible a mujeres de medios modestos. Aunque la mayoría reciben visitas durante el día, el respeto es crucial: hable en voz baja, evite obstruir las entradas y recuerde que la intimidad de los residentes es lo primero. Eche un vistazo en silencio, empápese de la belleza y deje el patio tan sereno como lo encontró.
Los cinco mejores rincones secretos

Begijnhof: Este famoso patio, que data del siglo XIV, se encuentra junto a la plaza Spui. Originalmente fue el hogar de Begijntjes, mujeres religiosas que vivían una vida comunal, libre de conventos.
Karthuizerhof: Situado en el Jordaan, este gran patio data de 1650. Los nombres de sus donantes caritativos siguen figurando en el interior de la verja, en honor a quienes lo hicieron posible.
Claes Claesz hofje: Escondido en el centro de Ámsterdam, este encantador hofje presenta los tradicionales frontones holandeses y un intrincado trabajo de albañilería. Su sereno patio ofrece una tranquila escapada de las bulliciosas calles y muestra el patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad.
Van Brienenhofje: Situado en el prestigioso Prinsengracht, este elegante hofje impresiona por su majestuosa fachada y su cuidado patio. Su céntrica ubicación ofrece un oasis de tranquilidad y refinamiento en medio de los ajetreados canales de la ciudad.
Bossche hofje: Fundado en 1648 para ocho ancianas menonitas, este pequeño hofje es una joya escondida con un jardín tranquilo y bien cuidado. Su apartada ubicación lo convierte en uno de los patios más íntimos y recónditos de Ámsterdam.
Un legado silencioso
Cada hofje es un testimonio vivo de la historia de caridad y comunidad de Ámsterdam. Por unos instantes, podrá escapar de las multitudes, respirar la calma y conocer un lado oculto de la ciudad que pocos llegan a ver.